Cuando empieza a soplar la brisa fresca del otoño, es el momento perfecto para hacer una pequeña excursión a la ciudad de Suwon, a la que se llega fácilmente en transporte público desde Seúl. En este lugar se puede percibir la armonía entre el pasado y el presente, gracias a su encantador palacio tradicional, su fortaleza y su confortable ambiente urbano. El palacio Hwaseonghaenggung, en particular, permite hacer una visita nocturna hasta fines del mes de octubre, por lo que es posible disfrutar de su belleza tanto de día como de noche.

1. Visita nocturna a la Fortaleza Hwaseong

El palacio Hwaseonghaenggung, ubicado en pleno centro de la ciudad de Suwon, es un sitio histórico que se destaca no solo por su magnífica estética sino por su ubicación. En el pasado, era un sitio de descanso para los reyes de Joseon; y en 1997 fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco. En la actualidad, el palacio tiene sus puertas abiertas a los visitantes y es muy apreciado por los locales como lugar de descanso para ir con la familia o en pareja.

Hasta el 31 de octubre, el palacio abre para hacer visitas durante la noche, enorgulleciéndose de su ambiente romántico. La Organización de Turismo de Corea lo ha incluido en su selección de los “100 Mejores 100 Sitios Turísticos de Corea”, y la provincia de Gyeonggi-do lo tiene como su lugar emblemático para apreciar vistas nocturnas.

Para vivir al máximo la visita nocturna, el palacio no solo ofrece una iluminación magnífica de las construcciones sino también experiencias sonoras. Pueden oírse el tranquilo tocar de las cuerdas del gayageum (instrumento tradicional coreano) o sonidos de grillos, de otros insectos y hasta de aves. Estos sonidos le permitirán hacer un viaje multisensorial a tiempos remotos de Corea.

No se pierda el sendero que serpentea por una cuesta ascendente en dirección al pabellón Mirohanjeong. Está decorado con farolillos tradicionales cheongsachorong y con flores y mariposas proyectadas sobre el suelo. Al llegar a la cima de la cuesta, donde se encuentra el pabellón, se maravillará con las panorámicas de la ciudad de Suwon. Permítase tomar asiento dentro de la tranquila construcción de madera y sentir el viento otoñal en la cara. Ese momento se convertirá seguramente en un recuerdo imborrable.

Después de terminar la visita, es hora de volver a bajar y lo sorprenderá otra escena: con las luces de los edificios de la ciudad como telón de fondo, podrá apreciar los tejados tradicionales de las construcciones que conforman el palacio. No es mala idea detenerse un momento para capturar la escena en la memoria.

2. Paseo en globo aerostático en Flying Suwon

Si desea ampliar su visión panorámica sobre la fortaleza Hwaseong y la ciudad de Suwon, no tiene más que subirse al globo aerostático de Flying Suwon, que se eleva hasta los 150 metros y permite apreciar las vistas durante 10 minutos. Uno de los horarios más populares es el de la puesta sol, con los colores del ocaso tiñendo el cielo mientras empiezan a encenderse las luces de la ciudad.

A medida que uno asciende montado en el globo, se pueden apreciar las vistas que veríamos si tomáramos un avión. Desde arriba podrá apreciar el conjunto arquitectónico que representa la fortaleza emplazada en el centro de una gran urbe como Suwon.

El globo de Flying Suwon no se eleva libremente en el aire sino que está sujetado al suelo por un cable que permite un ascenso y un descenso suaves. Sin embargo, puesto que la seguridad es prioritaria, la altura de elevación puede variar entre los 70 y los 150 metros, según la estación del año, las condiciones meteorológicas, la velocidad del viento, etc. Estas condiciones pueden variar repentinamente, por lo que es necesario tenerlo en cuenta a la hora de montarse en el globo.

Pero incluso si el día no es favorable para un ascenso, no se desanime. En tal caso, el globo es llevado cerca de la puerta Changnyongmun y crea una escena de lo más pintoresca, ya que el globo parece una luna resplandeciente en el cielo nocturno. Dada la buena iluminación del lugar, esta imagen puede ser comparada con la de bellos cuadros de pintura oriental.

Si quiere sacar fotos espectaculares, le recomendamos escoger el muro de piedra que pertenece a la fortificación de la puerta Changnyongmun o la pradera de césped de los alrededores.

3. Pabellón Banghwasuryujeong

El pabellón Banghwasuryujeong, designado Tesoro de la República de Corea, data del período Joseon. Tiene un nombre que significa “encontrar flores y pasear entre sauces”, y haciendo honor a su apelativo, en los alrededores pueden encontrarse hermosos sauces y estanques de loto que conforman escenas estéticamente armoniosas.

Si tiene la suerte de que haya nubes blancas en el cielo, la escena que crearán el prado frente al estanque de lotos con el pabellón detrás será inigualable para una foto de recuerdo. No se olvide de traer su esterilla, su cesta de pícnic y muchas cosas ricas para degustar mirando el paisaje.

Después del pícnic, es hora de subir por la cuesta hasta el pabellón propiamente dicho. La pendiente no es muy pronunciada, por lo que puede ser considerado como un simple paseo por los alrededores, y la vista no lo decepcionará. Un punto destacado de este pabellón es que permite obtener panorámicas desde las cuatro direcciones cardinales y cada una es diferente: de un lado tendrá el sendero de la muralla, mientras que del otro tendrá el estanque de loto y la ciudad de fondo.

4. Calle Haengnidan-gil

La calle Haengnidan-gil es un vibrante lugar lleno de cafés, pastelerías, talleres, galerías, restaurantes y hasta una aldea de murales. Entre los principales atractivos se cuentan las tiendas localizadas en edificios antiguos refaccionados y los cafés con vistas privilegiadas al palacio Hwaseonghaenggung. Haengnidan-gil es simplemente el nombre de la zona, por lo que no hay que buscar un sitio específico para visitar sino que la idea es perderse por las callejuelas y pasear libremente.

¿Qué mejor que sentarse en una mesa junto a la ventana y admirar los murales de los alrededores y los tejados de las casas tradicionales hanok? Cada tienda en esta calle tiene su propio encanto, anímese a descubrirlo.

En la actualidad, en el área cercana a la calle Haengnidan-gil, entre la puerta Janganmun y la puerta Hwaseomun, están surgiendo muchos cafés y casas de huéspedes de estilo hanok. Un ambiente urbano y sofisticado con su toque tradicional vale la pena ser visitado.

5. Calle del Tongdak

Para muchos, un viaje a Corea debe incluir la degustación de un pollo frito al estilo coreano (que los locales llaman simplemente “chicken”). Los orígenes de la Calle del Tongdak de Suwon se remontan a los años 70 del siglo XX, cuando surgieron casi al mismo tiempo en esta ciudad muchos restaurantes que freían pollos bañados en aceite en enormes ollas de piedra. El pollo no era cortado en presas sino que se freía entero con un rebozado ligero. Este estilo de fritura, que viene de aquella época se dio en llamar “tongdak”, que literalmente significa “pollo entero”. De allí proviene el nombre de esta calle de restaurantes que solo tiene unos 100 metros de largo, pero que es tan famosa que vibra de actividad a la hora de la comida.

La peculiaridad de este pollo no es tanto la forma de freírlo sino las salsas especiales que lo condimentan, las cuales han sido desarrolladas y diversificadas para que satisfagan todos los gustos. Un menú se ha vuelto popular gracias a la película “Extreme Job”, de 2018, y no es otro que las costillas grandes de pollo wanggalbi tongdak, que hay que probar al venir a esta calle de Suwon.

En la Calle del Tongdak, la mayoría de los restaurantes sirven menús parecidos, así que puede elegir cualquiera de los establecimientos que estén abiertos ese día. Por lo general, en estos lugares también se ofrece molleja de pollo asada, que tiene una textura muy particular y un sabor intenso, y puede consumirse como aperitivo antes del plato principal de tongdak. Es muy común que al pedir el pollo venga incluido un panecillo, y la mejor forma de aprovecharlo es cortarlo por la mitad, rellenarlo de pollo y ensaladilla y crear la “petit chicken burger”, o sea, una pequeña hamburguesa de pollo. Los coreanos aman acompañar este plato con una cerveza, conformando lo que popularmente se conoce como “chimaek” (literalmente, pollo y cerveza).